La unidad viva básica del cuerpo es la célula. Cada órgano es un agregado de muchas células diferentes que se mantienen unidas mediante estructuras de soporte.
Imagínense una casa hecha de ladrillos, donde cada ladrillo vendría a ser una celula, asi es nuestro cuerpo, un conjunto de células.
Pero en el caso del ser humano, cada tipo de célula está especialmente diseñada para realizar funciones concretas. Por ejemplo, los glóbulos rojos de la sangre se encargan de transportar el oxígeno que va desde los pulmones hacia los tejidos.
Aunque las múltiples células del cuerpo son muy diferentes entre sí, todas ellas tienen unas características básicas que son similares.
Las células convierten los nutrientes que consumimos en energía y también crean productos de desecho que van a liberar en el líquido que las rodea. Además, prácticamente todas las células tienen la capacidad de reproducirse y formar más células de su propio tipo.
Cuando se destruyen muchas células, el resto de las que quedan generan nuevas hasta rellenar ese vacío. Por ejemplo cuando sufrimos una lesión a nivel de la piel, en el proceso de cicatrización se formarán células similares a las que se perdieron.
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